Una joven de 15 años, oriunda de Cipolletti y practicante federada de judo, fue convocada para integrar la selección argentina y competir en torneos internacionales, incluido un Mundial. Sin embargo, su salida del país se veía obstaculizada por la falta de autorización de su padre, a quien no ve desde hace más de diez años. Ante esta situación, la Justicia autorizó a la adolescente a viajar sin requerir la firma del progenitor hasta que cumpla la mayoría de edad.

La decisión judicial consideró los compromisos deportivos de la joven, quien forma parte de un equipo federado y muchas veces recibe con poca anticipación las fechas de competencia. El trámite habitual exige la firma de ambos padres para salir del país, lo cual dificultaba su participación cuando faltaba uno de los consentimientos.

El pedido fue presentado con el patrocinio de la Defensa Pública. La madre de la joven prestó total conformidad y apoyo, mientras que el padre se opuso, aunque admitió que no tiene contacto con su hija desde que tenía siete años. Alegó que su vínculo fue “obstruido” por la madre y propuso como alternativa firmar las autorizaciones cada vez que se informen los viajes, en el Registro Civil.

La adolescente expresó que su padre nunca se hizo cargo de su crianza y que en la audiencia judicial adoptó una actitud controladora. Reclamó una respuesta más ágil del sistema judicial que le permita continuar desarrollando su carrera deportiva sin obstáculos innecesarios.

El juez sostuvo que si bien el artículo 645 del Código Civil y Comercial establece la necesidad de autorización de ambos progenitores, también habilita al Poder Judicial a suplir ese consentimiento cuando haya una negativa injustificada. En este caso, consideró que la postura del padre no se ajustaba a la dinámica del calendario competitivo ni al contexto personal de la menor.

En el fallo también se valoró el principio de autonomía progresiva y el derecho de niñas, niños y adolescentes a participar en actividades culturales y deportivas, conforme a lo establecido por la Convención sobre los Derechos del Niño. Se reconoció que la actividad deportiva de la joven contribuye a su bienestar físico, emocional y social.

Finalmente, la sentencia autorizó a la adolescente a salir del país para participar en torneos internacionales —incluido el Mundial— hasta que cumpla los 18 años. El permiso no implica una radicación definitiva en el exterior.