Tras décadas de trabajo incansable, compromiso y cercanía con los vecinos, Rodolfo Arnaldo Merlino, conocido y querido por todos como “MeteoCipo”, anunció su retiro definitivo. Por redes sociales y con un mensaje lleno de emoción, agradeció a quienes lo acompañaron a lo largo de su trayectoria y reflexionó sobre una nueva etapa de vida.

“Creo que ya llegó mi jubilación definitiva. Después de 25 días de viaje y otras actividades, siento que rompí el cordón que me unía a mi pasado laboral. Mi familia y otros menesteres deben una mayor atención”, escribió Rodolfo, quien también compartió la profunda emoción de tener a su hija radicada en Estados Unidos.

“Es hora de que viva para mí y no dedique tiempo a ocultar su ausencia. Gracias a todos por el apoyo permanente. Fue para mí un orgullo haber sido parte de sus vidas y trabajos, de haber acompañado a productores, periodistas y vecinos con lo que día a día compartía, a pesar de los errores lógicos que esta maravillosa ciencia impone”.

Durante años, Merlino fue una referencia imprescindible para los cipoleños. Su trabajo desde la Estación Meteorológica local lo convirtió en una figura de consulta diaria, pero también en un vecino entrañable que siempre tuvo una palabra amable, una explicación clara o una sonrisa dispuesta.

Más allá de los pronósticos, fue un testigo silencioso de la vida de la ciudad, acompañando desde su puesto los días de viento, las heladas, las lluvias intensas y los veranos sofocantes. Su pasión por la meteorología lo llevó a formarse en Ezeiza, Buenos Aires, para luego desempeñarse en Viedma, Paso de Indios (Chubut) y, finalmente, llegar a Cipolletti en marzo de 1996, donde (como él mismo asegura) “se quedó para siempre”.

Luego de ser trasladado a diferentes regiones, Merlino se estableció en Cipolletti, donde ha permanecido durante casi tres décadas brindando pronósticos actualizados y precisos a la comunidad. A lo largo de su carrera, ha presenciado la evolución de la tecnología en el campo de la meteorología, pasando de las antiguas transmisiones  y teletipos a la era digital con correos electrónicos y aplicaciones móviles.

Hoy, al cerrar una etapa profesional, deja abierta otra, marcada por la familia, los afectos y el merecido descanso. Sin embargo, su huella en la ciudad y en quienes lo conocieron será imborrable.

“Hasta siempre, los abrazo. Gracias, gracias, gracias”